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Cuando dudes de ti, recuerda, nada ha sido fácil, pero lo has podido todo. Mira esta lista cuando dudes de ti: Durante el colegio aprobé todos mis cursos por mi propia disciplina, nunca tuve nadie que me exigiera nada. A los 18, había juntado 1000 soles trabajando en una fuente de soda, ese dinero lo use para pagar la mitad de mi matricula y la primera pensión de la universidad. Cuando cumplí 19 años conseguí un trabajo bien remunerado, en el que podía estudiar y trabajar al mismo tiempo. Con el dinero que obtuve compre una lavadora para mi casa, fue la primera lavadora en mi historia familiar, y la compre porque ya no quería que mi abuela lavará mi ropa a mano. Esa lavadora me acompaño hasta que cumplí 32 y decidí regalarla. A los 21 años, cambié de rubro, de ser impulsadora pasé a ser secretaria, y me sentí muy feliz por eso, porque para mi significaba empezar mi camino como profesional. A los 22 años trabajaba rodeada de gente muy capaz, yo era una de las menores y con menos experie

Cada persona es un mundo

De pequeña me gustaba hablar mucho, tenía unas ideas locas de realidades paralelas, me gustaba inventar historias e imaginarme todo un mundo en mi cabeza. A medida que fui creciendo, y mientras iba aprendiendo nuevas cosas, seguía formando mis ideas y mi forma de ver las cosas. Un recuerdo que vino a mi mente mientras intentaba escribir, fue que cuando era adolescente, mi abuelita y yo dormíamos en un camarote, creo que algún profesor me dijo un día algunas cosas que me impresionaron, y empecé a hilar miles de ideas en mi cabeza, una noche le conté a mi abuelita lo que había aprendido y pase horas y horas hablándole de temas de política y sociología, incluso, aunque en aquel entonces no conocía el término, le hablaba de teorías conspirativas, ella me escuchaba desde la cama que estaba debajo de la mía, y me decía que era muy inteligente que iba llegar muy lejos, me escuchaba aunque ya era tarde y me decia que yo siempre habia sido asi desde nina, creo que ella fue la primera que siempr

Mirar adentro

A veces hay  momentos en los que no puedes escuchar el ruido de la calle porque es tanto el  ruido  que hay dentro, que es difícil percibir ambos sonidos. Entonces existen dos opciones, o sales y escuchas al mundo, o te quedas dentro intentando convertir todos los sonidos en una sinfonía que te acompañe en cada paso como música de fondo.  Yo diría que lo bueno de quedarse dentro es que eventualmente, si lo intentas, podrás convertir el sonido en sinfonía, que por el contrario, con el ruido de afuera no podrás hacer nada, más que aprender a escucharlo. En ambos casos, podrás cambiar la forma de escuchar pero el ruido nunca se irá. A veces  es difícil entender  tantas cosas al  mismo tiempo, sobre todo si ya has abierto tus ojos a un mundo que va más allá de lo que puedes ver. El mundo esta lleno de tanta gente que va de un lado a otro, que hace tantas cosas, esta lleno de cosas materiales, de  muchas ideas, de muchos sentimientos. El mundo esta tan lleno de todo que a veces siento que 

Esa puerta...

Escribir es para mí una forma de hablarme a mí misma, de entenderme, de comprender, es como que las ideas que rondan en mi cabeza, no están más en el aire, sino que entran a mi alma y me calman. Escribir para mi, siempre ha sido un desfogue, una manera de liberar sentimientos, de dejarlos ir. Cuando era adolescente lo hacía bastante, escribía poemas, muy tristes, se los enseñaba a mi papá, él me decía que escribía muy bonito y muy conmovedor para ser tan joven. Me encantaba escribir y dibujar, tenía cuadernos bonitos llenos de mis poemas y dibujos, aún así, años después, un día vi todos esos cuadernos llenos de dibujos y poemas tristes, los leí y sentí vergüenza de sentirme así, decidí botarlos, como si al deshacerme de ellos se iría esa parte de mi historia. Ahora miro hacia atrás  y creo que en algún momento, lo que quería era eso. Un día decidí no lamentarme más, no mirar atrás, no buscar entender, solo olvidar. En ese momento fue lo mejor, por un momento cerré la puerta, no me vol

Elvia

Llegaba a casa a la hora de comer y me gustaba gritar tu nombre desde la puerta, al escuchar mi voz tus ojos se agrandaban y me esperaban alerta, te preguntaba cómo había ido tu día y te pedía que me cuentes los chismes del barrio. Nunca respondías, solo me mirabas. Al llegar por la noche te contaba como me había ido en el trabajo, te hacía unos chistes, tocaba tu boquita para que te molestes y reacciones por fastidio. Habían días en los que me quedaba a tu lado y te decía lo mucho que te extrañaba, extrañaba que me cuides, que me cocines, que hables sin parar, que me hagas perder la paciencia, extrañaba tus atenciones, tu amor de madre. Lloraba a tu lado, pidiéndote que me perdones por no haberte valorado cuando podías preocuparte por mí. Te ponía sobre mis piernas como una bebe y te decía lo mucho que te quería, y que no te preocuparas por nada que siempre te iba cuidar. A veces me gustaba molestarte diciéndote que te levantes de la cama y que no seas floja, te pedía que me hablarás

Después de tiempo...

Estoy sentada al frente de mi laptop, y aunque me siento cansada y estaba por acostarme, tengo un pensamiento recurrente últimamente, y a diferencia de los pensamientos que suelen acosar a las mentes, este es un pensamiento bonito, que me hace sentir que todo va estar bien.  Me siento tranquila, como si todo estuviera encontrando su rumbo, poco a poco la carga se va haciendo más ligera, quizás porque ahora soy más fuerte o tal vez porque entiendo mejor como funciona la vida, que a diferencia del año pasado, que fue duro en cuanto a crecimiento personal y de aprender a levantarme tropezándome en cada paso, y de pasar momentos en los que no podía entender porqué todo me pasaban a mí. Este año se ha llenado de momentos que nunca he tenido, momentos enriquecedores, momentos felices, momentos de amor, momentos de amistad. Nunca imagine que tendría esta vida, que conocería a alguien quien me enseñaría el significado del amor, nunca pensé que tendría amigos tan particulares y genuino

Gustitos de media tarde

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Estoy en la oficina, a cierta hora de la tarde todos comienzan a comer, hay quienes comen un postre como una torta de chocolate o unos alfajores, que vende un señor en la puerta de la empresa y que son muy dulces y ricos; otros comen fruta, toman gaseosas, comen papitas, cheese tris, galletas, una taza de chocolate y crema. No importa que sea pero todos comen y comen, todos los días, siempre por las tardes. Hace un tiempo, antes de cambiarme de trabajo, no recuerdo comer a media mañana o media tarde, tal vez si lo hacía, pero no es un recuerdo claro en mis hábitos de comer. Actualmente, si me he acostumbrado a comer a media mañana y media tarde porque el libro que leí, sugería que comer 5 veces al día mantiene el fuego del metabolismo, también reduce el apetito, de forma que, no llegas hambriento a la siguiente comida. A mi me ha funcionado muy bien seguir los consejos del libro, y así como en el libro, he visto esa recomendación de varias personas que están dedicadas al tema de l